Rodrigo Besoy Sánchez explica importancia de las Alfas del Capital Privado

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Para lograr rendimientos sólidos y rentabilidad en este entorno cambiante, los gestores deben desarrollar cinco capacidades esenciales, denominadas “alfas”, menciona Rodrigo Besoy Sánchez.

Durante la última década, los activos bajo gestión (AUM) en los mercados privados han experimentado un aumento significativo, alcanzando $13.1 billones en 2024, en comparación con los $3.8 billones en 2014, según el McKinsey Global Private Markets Review. Este crecimiento ha sido impulsado por diversos factores, como las bajas tasas de interés, un aumento en el volumen de transacciones y la globalización económica, según Rodrigo Besoy Sánchez, inversionista de Fabetri S.A.P.I.

Para lograr rendimientos sólidos y rentabilidad en este entorno cambiante, los gestores deben desarrollar cinco capacidades esenciales, denominadas “alfas”, como estrategia para adaptarse a las condiciones macroeconómicas y las expectativas de crecimiento a largo plazo en los mercados privados, explica Besoy Sánchez.

Necesario desarrollo de capacidades (alfas): Rodrigo Besoy Sánchez 

La primera de estas capacidades, la alfa de ventas, se centra en la capacidad de las empresas para recaudar capital en términos favorables, incluso durante períodos de escasez de fondos, basándose en su desempeño y las condiciones del mercado.

Las empresas con un fuerte alfa de ventas amplían su alcance geográfico y utilizan los balances de las aseguradoras para capital permanente, mientras establecen relaciones con familias de ultra-alto patrimonio neto e inversores minoristas. Además, innovan con nuevos vehículos de producto, como REITs no cotizados, BDCs y fondos de intervalo, que acumularon $241 mil millones en AUM en Estados Unidos en 2022.

Por otro lado, el alfa de origen implica crear exposiciones de inversión a medida en lugar de depender únicamente del flujo de transacciones intermediado. Ejemplos notables incluyen la inversión de $15 mil millones de Brookfield en la expansión de Intel y la adquisición del 30 % del negocio de fibra de Telenor por parte de KKR, destacando enfoques en ecosistema y estructuras de capital innovadoras.

La tercera capacidad, el alfa operacional, se enfoca en crear valor después de la adquisición. En un entorno de mayores tasas de interés e inflación, las transacciones deben lograr un aumento significativo en la CAGR de flujo de caja para compensar el aumento en los costos de la deuda. Esto requiere transformaciones que van más allá de las mejoras operacionales tradicionales, como la implementación de nuevos modelos de negocio y mejoras tecnológicas.

Asimismo, el alfa de salida es crucial para monetizar activos bajo diversas condiciones de mercado. Ante fluctuaciones en los volúmenes de salida, las empresas deben desarrollar diversas rutas de salida, incluyendo vehículos de continuación liderados por GP y estructuras institucionales de largo plazo, con re-subastas regulares de inversiones y la consideración de futuros propietarios potenciales para alcanzar este alfa.

Por último, el alfa organizacional implica estructurar la empresa en torno a la orientación al cliente, la repetibilidad y la escalabilidad. Esto incluye diseñar estrategias que satisfagan las necesidades del portafolio de los LP, mantener altos estándares de rendimiento de inversión e integrar nuevos activos y talento de manera eficiente, garantizando resultados consistentes mientras se preserva la cultura corporativa.

“A pesar de los desafíos a corto plazo, se espera que la industria del capital privado continúe creciendo. Dominando las cinco alfas—ventas, origen, operacional, salida y organizacional—las empresas pueden posicionarse como líderes en la próxima era de la inversión privada”, concluye Rodrigo Besoy Sánchez.

 

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