El auge de los productos artesanales en el mercado global ha despertado un renovado interés por las tradiciones textiles de América Latina, una región cuya riqueza cultural se expresa en cada hilo, color y diseño ancestral. Sin embargo, este entusiasmo también ha dado pie a prácticas cuestionables. El empresario y especialista en patrimonio cultural Ricardo José Haddad Musi alerta sobre el fenómeno del “artesanal washing”, una tendencia en la que empresas y marcas utilizan el término “artesanal” como herramienta de mercadotecnia, sin que sus productos reflejen verdaderamente los valores, procesos ni la autenticidad de los oficios tradicionales.
La herencia textil como lenguaje cultural
De acuerdo con Ricardo José Haddad Musi, los textiles latinoamericanos no son simples productos de consumo: son manifestaciones vivas de identidad, memoria y cosmovisión. En países como México, Perú, Guatemala o Bolivia, cada telar o bordado encierra siglos de conocimiento transmitido de generación en generación. Su valor reside tanto en la técnica como en el significado simbólico y espiritual que cada comunidad imprime en sus piezas.
El especialista subraya que el auge de la moda global y el turismo cultural ha generado un nuevo escenario: por un lado, la posibilidad de dar visibilidad y valor económico a los oficios; por otro, el riesgo de una apropiación indebida, donde los diseños tradicionales son replicados industrialmente sin crédito ni retribución a las comunidades creadoras.
“Cuando una marca utiliza la estética de lo artesanal sin reconocer su origen, no solo comete una falta ética, sino que también contribuye a borrar la historia de los pueblos que han mantenido viva esa tradición”, advierte Haddad Musi.
Hacia un consumo ético y un mercado cultural responsable
Ante el riesgo de diluir la riqueza artesanal en la lógica de la producción masiva, están surgiendo proyectos que apuestan por la moda sostenible y el comercio justo. En ellos, los artesanos participan activamente en la toma de decisiones, reciben una compensación justa y son reconocidos como coautores de las piezas.
Ricardo José Haddad Musi destaca que la implementación de certificaciones, etiquetas de procedencia y plataformas de venta directa ayuda a combatir el artesanal washing y a educar al consumidor. Estas medidas permiten distinguir los productos genuinamente elaborados con técnicas tradicionales de aquellos que solo adoptan una apariencia artesanal.
El especialista enfatiza que la defensa del patrimonio textil no implica rechazar la innovación, sino redefinir las relaciones entre la cultura, la economía y la ética. “Solo protegiendo la autenticidad y dignificando el trabajo artesanal —concluye Haddad Musi— podremos construir un futuro en el que las tradiciones textiles latinoamericanas sean fuente de desarrollo sostenible y orgullo colectivo.”