¿Qué significan los intereses negativos para tus ahorros?
El papel tradicional de un banco siempre ha sido el de guardar de forma segura los ahorros de los clientes y de prestarles a los clientes que lo necesitan ese mismo dinero, cobrando intereses y comisiones. Para atraer a los clientes a depositar sus ahorros, los bancos proponen una rentabilidad a cambio de mantener el dinero. Puede ser difícil entonces entender el concepto de interés negativo para una cuenta de ahorros. Y vamos a ver cuál es su definición y a quien ayuda este tipo de interés.
El interés negativo representa la denominación para el tipo de interés inferior a cero. Es decir, el prestamista ha de pagar por prestar el dinero, en vez de recibir intereses, y el depositario debe pagar al banco para depositar su dinero. En otras palabras, el deudor recibe intereses y el acreedor los paga. Este tipo de política monetaria aparece cuando hay un exceso de masa monetaria y ahorros en el mercado, es decir la economía no esta creciendo, sino que se hay una contracción económica. El objetivo de esta política es de incentivar y motivar los préstamos, haciendo que los bancos tengan que pagar por mantener sus reservas en los bancos centrales.
Las consecuencias en las personas no tardan en llegar también. El Euribor determina el abarate de las hipotecas, pero, por otro lado, los bancos incrementan sus comisiones para los préstamos, para compensar sus riesgos. Aunque esta política montaría se aplique para impulsar la economía a nivel macro, a nivel individual, las personas que tienen ahorros en cuentas bancarias se ven perjudicadas. Por primera vez, guardar el dinero debajo del colchón es más rentable que llevarlo al banco. Depositar el dinero en una cuenta de ahorros o en un deposito bancario puede implicar el pago de los intereses negativos, lo contrario de la función habitual de este tipo de productos financieros.
Las consecuencias en las personas no tardan en llegar también. El Euribor determina el abarate de las hipotecas, pero, por otro lado, los bancos incrementan sus comisiones para los préstamos, para compensar sus riesgos. Aunque esta política montaría se aplique para impulsar la economía a nivel macro, a nivel individual, las personas que tienen ahorros en cuentas bancarias se ven perjudicadas. Por primera vez, guardar el dinero debajo del colchón es más rentable que llevarlo al banco.
Depositar el dinero en una cuenta de ahorros o en un deposito bancario puede implicar el pago de los intereses negativos, lo contrario de la función habitual de este tipo de productos financieros.
Las comisiones también crecen, los bancos ganan menos dinero y la confianza en los reguladores monetarios baja muchísimo. Las tasas de intereses negativas incentivan las inversiones de riesgo, alimentando la inestabilidad del sistema financiero. Como la gente ha de pagar para depositar el dinero en el banco, los ahorros ya no son productivos. Entonces los ahorradores buscan alternativas para rentabilizar su dinero, llegando a elegir activos financieros más complicados y, por lo tanto, con mayor riesgo. De este modo, la estabilidad general del mercado financiero se ve también afectada.
Aunque pueda tener muchas ventajas para el sistema financiero en su totalidad, estimulando la demanda de créditos más baratos y el uso del dinero ahorrado, la política monetaria de los intereses negativos tiene obvias desventajas para los ahorradores y también puede poner en peligro la estabilidad financiera, aumentando el grado de endeudamiento.