Pocas tradiciones mexicanas despiertan tanta emoción como la llegada del pan de muerto. Desde mediados de octubre, las panaderías se llenan del aroma a mantequilla, ralladura de naranja y levadura que anuncia la cercanía del Día de Muertos, una de las celebraciones más íntimas y significativas del país.
Este pan, redondo y suave, representa el ciclo de la vida y la muerte, y sus tiras en forma de huesos simbolizan los lazos con nuestros ancestros; es, en esencia, un alimento ritual, un mensaje que se hornea con memoria y afecto.
En esta guía de Bistronomie, reunimos las panaderías que mantienen viva la receta original, esa que nos devuelve a la mesa familiar y al calor del horno. Panes hechos con respeto por el tiempo, el oficio y la historia.
Panadería Rosetta
Con su sello artesanal y un respeto absoluto por las recetas clásicas, el pan de muerto de Rosetta se distingue por su textura aireada y delicada fragancia a naranja. Cada pieza conserva ese equilibrio entre suavidad y dulzor que hace recordar los altares familiares y el olor a ofrenda recién montada.
Colima 179, Col. Roma.
Panadería Alcázar
El Pan de Muerto de Alcázar está elaborado con mantequilla y ralladura de naranja natural, espolvoreado con azúcar y horneado con dedicación para que cada bocado despierte recuerdos y emociones. No es solo pan: es el abrazo cálido de quienes recordamos, el centro de la mesa que une a las familias en estas fechas tan significativas.
Pilares 317, Col. Del Valle.