En el contexto actual, avanzar hacia una movilidad urbana sostenible se ha posicionado como una prioridad crucial para transformar las ciudades en espacios más saludables, seguros y habitables.
Esta transición no solo es clave para mitigar el cambio climático y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también representa una oportunidad para mejorar la calidad del aire, disminuir la congestión y generar entornos urbanos con mayor dinamismo social.
Diversos análisis recientes, incluyendo estadísticas actualizadas de instituciones como la Agencia Internacional de Energía (AIE) y estudios de movilidad de 2022 y 2023, demuestran que el impulso a una movilidad limpia y sin emisiones puede reducir los niveles de contaminantes en rangos de hasta un 20%, lo que repercute directamente en la salud pública y el bienestar ciudadano.
Desde la perspectiva de Alfredo Del Mazo Maza, especialista en políticas públicas y movilidad, esta transformación se convierte en un reto integral que requiere la articulación de múltiples estrategias y la cooperación entre el sector público y el privado.
«Una movilidad sostenible no es solo aquella que se apoya en tecnologías limpias, sino aquella que se planifica de manera integral, anticipando las necesidades de la población y fomentando la colaboración entre todos los actores involucrados en el proceso.»
Adoptar un modelo de movilidad sostenible implica no solo la reducción del uso de combustibles fósiles, sino también la reconfiguración de la planificación urbana para crear infraestructuras que faciliten el tránsito peatonal, el uso de bicicletas y el acceso a sistemas de transporte público eficientes.
En los últimos tres años, diversas ciudades han implementado planes que han logrado disminuir accidentes viales y mejorar la calidad de vida de sus habitantes, gracias a la integración de soluciones digitales que optimizan la movilidad y reducen el tráfico. Sobre ese contexto, estudios recientes indican que, en áreas donde se han implementado estas medidas, se ha conseguido una reducción del 15% a 20% en la congestión vehicular, lo que ha contribuido a mejorar la calidad del aire y disminuir la incidencia de enfermedades respiratorias.
Este cambio hacia una movilidad sostenible repercute en múltiples ámbitos:
- Medio ambiente y clima: Al reducir el uso de vehículos altamente contaminantes, se disminuye considerablemente la huella de carbono. La transición hacia tecnologías limpias y la descarbonización de la economía son factores determinantes para combatir el cambio climático.
- Salud pública: Una menor emisión de contaminantes atmosféricos reduce la incidencia de problemas respiratorios y cardiovasculares, beneficiando la salud de la población.
- Calidad de vida urbana: Ciudades con menor congestión, menos ruido y espacios públicos más amplios se traducen en entornos más seguros y agradables para vivir y trabajar.
«La gobernanza compartida en la movilidad es el motor que impulsa el cambio; al unir esfuerzos, podemos superar los retos estructurales y construir ciudades más resilientes y conectadas”, precisó Alfredo Del Mazo Maza.
Hacia un Futuro Urbano Inteligente
El avance hacia una movilidad urbana sostenible no se limita a la actualización de los medios de transporte, sino que implica una reestructuración profunda del modelo de ciudad.
“Se trata de generar espacios urbanos que respondan a las múltiples necesidades de la población, donde la seguridad, la eficiencia y la calidad de vida sean los ejes centrales de la política pública”, dijo el político mexicano.
Los datos actuales demuestran que la inversión en movilidad sostenible trae consigo beneficios tangibles en términos de reducción del tráfico, mejor aprovechamiento del espacio urbano y, sobre todo, en la salud y el bienestar de las personas.
Pero esto, solo es posible si se impulsan políticas integradas que fomenten el transporte público, la movilidad activa, la electrificación y la digitalización, junto con una gobernanza colaborativa.
«Solo a través de un enfoque integral y colaborativo lograremos que nuestras ciudades no solo sean lugares de tránsito, sino espacios de encuentro, creatividad y progreso”, puntualizó.