El Banco de Inglaterra subió las tasas de interés un 0.50%, dejándolas en 1.75%, postura que revivió los miedos de una estanflación inminente, es decir, altos niveles de inflación y poco crecimiento económico.
La primera parte ya se cumplió y se espera que el año cierre con un 13% de inflación, pero para evitar que la segunda se cumpla el Banco inglés subió las tasas.
Para recuperar la actividad económica en el largo plazo, el Banco de Inglaterra decidió que las tasas de interés tenían que subir para evadir una recesión.
El banco central británico se une a la larga lista de bancos del mundo que tuvieron que hacer lo mismo para enfrentar la inflación.
Fuente: The Wall Street Journal