En agosto de 2020, el saldo del crédito vigente otorgado por la banca comercial al sector privado creció a una tasa anual nominal de 2.7% (-1.3% real), menor a la tasa nominal observada el mes previo (4.9%) y a la tasa nominal de 8.9% observada en el mismo mes en 2019, con lo cual se registró, por primera vez en diez años, una contracción en términos reales (en julio de 2010 se observó una contracción de -0.7%).
Con este resultado, los tres segmentos que integran el agregado de crédito al sector privado no financiero sincronizaron su tendencia de desaceleración, pues las carteras de crédito al consumo y a las empresas continúan con su pérdida de dinamismo y sólo el saldo de crédito hipotecario mantiene una variación anual real positiva. En agosto, la contribución de los tres segmentos al crédito bancario total de 2.7 puntos porcentuales (pp) fue la siguiente: el crédito a empresas aportó 2.4 pp; el crédito a la vivienda, 1.6 pp; y el crédito al consumo restó al dinamismo 1.3 pp.
La debilidad en los ingresos por ventas de bienes y servicios aunada al deterioro de las condiciones para invertir han afectado negativamente la demanda de financiamiento bancario por parte de las empresas, perdiéndose con ello uno de los principales motores de impulso al crédito para el sector privado. El crédito al consumo ha entrado en una franca desaceleración derivada del efecto de la pérdida de empleos, que reducirá tanto la base de clientes potenciales como la capacidad de pago de los hogares.
Cabe destacar que la perspectiva es poco favorable para una rápida recuperación del empleo y la inversión por la pandemia mantienen a la baja las expectativas de crecimiento para el crédito al sector privado en el corto plazo.
No obstante, el sector cuenta con niveles de liquidez razonables y un perfil de capitalización con capacidad para afrontar condiciones macroeconómicas estresadas.