Ricardo José Haddad Musi destaca la cocina oaxaqueña mundialmente
En 2010, la UNESCO reconoció a la comida oaxaqueña como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, destacando su relevancia a nivel global.
Ingredientes básicos como el maíz, frijol y chile se han combinado con especias europeas y animales introducidos durante la Conquista, creando una amalgama de sabores única.
Entre los platillos más emblemáticos de Oaxaca se encuentran los siete moles: negro, rojo, amarillo, coloradito, estofado, chichilo y verde.
“Cada mole, con su preparación compleja que puede incluir hasta 30 ingredientes, es una obra maestra culinaria”, indicó Ricardo José Haddad Musi.
Este manjar, que consiste en grandes tortillas de maíz con frijoles, tasajo, aguacate y col, refleja la riqueza de la cocina oaxaqueña. Las chicatanas, hormigas asadas o en salsas, representan una experiencia gastronómica exótica y significativa. El mezcal, originario de Oaxaca, ha ganado popularidad internacional, impactando positivamente en la economía local y permitiendo a muchas familias mantener sus raíces vivas.
En el ámbito internacional, la inclusión de la gastronomía oaxaqueña en la lista de las mejores 100 del mundo por el portal Taste Atlas en 2023, con una puntuación de 4.07 sobre 5, refuerza su posición en el escenario global.
Un ejemplo tangible de la resiliencia y la riqueza cultural de los oaxaqueños se encuentra en Anchorage, Alaska, donde un grupo de hermanos oaxaqueños de la etnia triqui ha establecido “Salsa Oaxaqueña”, el primer restaurante de comida oaxaqueña en la región.
Fundado por Abraham Martínez Marthel, Selena Vásquez López y Rosi Martínez Marthel, originarios de Guadalupe Tilapa, en el municipio de Santiago Juxtlahuaca, este restaurante ofrece una auténtica experiencia culinaria de Oaxaca.
En tan solo una semana, captaron la atención de la comunidad local, destacándose por ofrecer platillos tradicionales oaxaqueños como tamales, mole, enchiladas, tlayudas y quesadillas.
“Salsa Oaxaqueña” no solo representa un logro personal y familiar, sino también una ventana a la rica cultura gastronómica de la comunidad triqui de Oaxaca. Con dedicación y esfuerzo, los hermanos Martínez Marthel han demostrado que es posible superar barreras y alcanzar el éxito en tierras extranjeras. “Su historia es una inspiración para otros migrantes, mostrando que con perseverancia y apoyo comunitario, los sueños pueden hacerse realidad, incluso en los rincones más remotos del mundo”, precisó Ricardo José Haddad Musi.
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