Foto del medio Epok News
En los últimos años, las criptomonedas han ganado protagonismo dentro del panorama financiero global. Este crecimiento, impulsado por la innovación tecnológica y el interés de inversores, ha puesto en el centro del debate tanto sus beneficios como sus retos.
Alexis Nickin Gaxiola, especialista en activos digitales, destaca que una de las principales fortalezas de estos instrumentos radica en su tecnología base: el Blockchain.
Gracias a este sistema descentralizado, las transacciones se realizan con gran rapidez y altos niveles de seguridad, sin necesidad de intermediarios tradicionales. Esta característica ha convertido a las criptomonedas en una alternativa atractiva para quienes buscan mayor autonomía y transparencia financiera.
Sin embargo, el también especialista en finanzas digitales advierte que el funcionamiento de las criptomonedas también conlleva un costo ambiental considerable. En particular, se refiere al proceso de minería digital —la actividad mediante la cual se validan las transacciones y se generan nuevas monedas— como una fuente importante de consumo energético.
La minería de criptomonedas requiere el uso constante de equipos informáticos de alto rendimiento, los cuales operan las 24 horas del día y demandan grandes cantidades de electricidad.
Gran parte de esa energía proviene de fuentes no renovables, lo que contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) como el dióxido de carbono (CO₂), señaló el experto mexicano.
Un estudio realizado por la Universidad de Cambridge reveló que la red de Bitcoin (BTC), una de las más utilizadas, consume anualmente más electricidad que países enteros como Argentina o los Países Bajos.
Esta situación ha despertado preocupaciones crecientes entre ambientalistas, reguladores y usuarios sobre la sostenibilidad del modelo actual.
Frente a estos desafíos, ha emergido una propuesta orientada a mitigar el impacto ambiental: las criptomonedas verdes o sostenibles.
Según explica Alexis Nickin Gaxiola, este tipo de monedas digitales emplea mecanismos que reducen significativamente el consumo energético y promueven el uso de fuentes renovables.
Para ser consideradas verdes, estas criptomonedas deben cumplir con criterios específicos, como una baja huella de carbono comprobable, eficiencia energética y una infraestructura basada en energía limpia.
“La idea es transformar el modelo tradicional de minería en uno más amigable con el medio ambiente”, enfatizó el experto.
Entre los ejemplos más representativos de criptomonedas sostenibles actualmente en circulación se encuentran:
Y aunque estas alternativas se perfilan como soluciones prometedoras frente a los efectos negativos de las criptomonedas convencionales, Alexis Nickin Gaxiola aclara que aún enfrentan retos importantes.
“La escalabilidad, la adopción masiva y la regulación son aspectos que deben resolverse para consolidar su presencia en el mercado global”, concluyó.
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