El transporte marítimo es el principal medio por el cual se desplaza más del 80% de las mercancías comercializadas a escala global.
Sin embargo, se calcula que los viajes que realizan los barcos, que están directamente relacionados con múltiples cadenas de suministro, representan entre el 2% y el 3% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, de acuerdo con un informe de Naciones Unidas (NU).
Pero el dato podría escalar hasta el 17% para 2050 de no ejercerse controles más estrictos, dado que se estima que para ese año el volumen del comercio podría más que duplicarse.
Claramente las alertas globales se han encendido. Por ello, la Organización Marítima Internacional (OMI), organismo de Naciones Unidas que regula el transporte marítimo, ha marcado en su agenda reducir en un 20% las emisiones del transporte marítimo para 2030, un 70% para 2040, tomando como referencia las de 2008, así como alcanzar las cero emisiones netas en 2050.
En este sentido, en gran parte de este esfuerzo las compañías navieras deberán modernizar sus flotas y adoptar soluciones con bajas emisiones de carbono.
En esta industria se tiene el conocimiento de que los barcos son longevos, es decir, pueden alcanzar los 25 años de vida en promedio, “por lo que algunos son demasiado viejos para ser reformados y a la vez demasiado nuevos para ser retirados del mercado”, de acuerdo con CEPSA, compañía global enfocada a la movilidad y la energía sostenibles.
El mismo estudio de NU refiere que la transición del sector marítimo podría alcanzar costos de entre ocho mil y 20 mil millones de dólares (mdd) anualmente para descarbonizar los buques de aquí a 2050. En cuanto al desarrollo de la infraestructura, las inversiones podrían llegar incluso a los 90 mil mdd anuales.
El Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés) ha mencionado en sus análisis sobre cambio climático que el sector del transporte marítimo está dando pasos para reducir las emisiones.
Por ejemplo, los transportistas han hecho pedidos de más de 200 buques de doble metanol (un combustible viable para una transición hacia la descarbonización). Además, también se están realizando pruebas con motores capaces de navegar con otros de los llamados combustibles verdes, como el amoniaco.
Sin embargo, el WEF menciona que el metanol y otros combustibles de emisiones cero ya escasean, y las perspectivas actuales de los proyectos de suministro son preocupantes: más del 95% de los planes de proyectos de combustibles marítimos aún no han alcanzado la decisión final de inversión (FID), necesaria para que comience la construcción.
Fuente: T21
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