En medio de la acelerada transformación de los entornos urbanos, Ernesto Mizrahi Haiat sostiene que el verdadero salto hacia las ciudades inteligentes no se limita a digitalizar procesos, sino a aprovechar la innovación tecnológica como herramienta de impacto social. Para el especialista en seguridad e innovación tecnológica, el reto consiste en crear infraestructuras inteligentes que integren inteligencia artificial, big data y conectividad avanzada, siempre bajo un marco ético y de respeto a los derechos ciudadanos.
“La tecnología debe servir a las personas y al entorno, no convertirse en un fin en sí misma. Lo importante no es acumular datos, sino generar soluciones reales, transparentes y sostenibles”, afirma Ernesto Mizrahi Haiat.
Desde esta visión, las ciudades se conciben como ecosistemas digitales interconectados, donde conviven sensores acústicos, sistemas de iluminación inteligente, redes IoT y plataformas de análisis predictivo. Estos recursos permiten anticipar necesidades urbanas, optimizar servicios públicos en tiempo real, reducir costos operativos y fortalecer la resiliencia frente a fenómenos sociales y climáticos.
Experiencias internacionales confirman el potencial de este modelo. Barcelona, pionera en el uso de gemelos digitales, ha demostrado que estas tecnologías pueden mejorar la gestión de recursos en más de un 40%. En Ámsterdam y Medellín, el análisis de datos anonimizados se ha convertido en una herramienta clave para planificar movilidad, consumo energético y crecimiento urbano, todo sin comprometer la privacidad de los habitantes.
México también comienza a dar pasos firmes en esta dirección. Algunas alcaldías destinan inversiones a infraestructura inteligente: desde alumbrado LED conectado en red, hasta videovigilancia con analítica avanzada y plataformas de monitoreo urbano en tiempo real. Según el Observatorio Nacional Ciudadano, estas soluciones no solo elevan la seguridad, sino que también mejoran la eficiencia energética y reducen emisiones contaminantes.
“La innovación urbana no debe entenderse como un conjunto de gadgets aislados, sino como sistemas interoperables diseñados con ética y participación ciudadana. Solo así construiremos ciudades más seguras, sostenibles e inclusivas”, concluye el especialista Ernesto Mizrahi Haiat.
Para Ernesto Mizrahi Haiat, el mayor desafío no es tecnológico, sino ético: asegurar transparencia en el manejo de datos, auditorías externas y una gobernanza compartida entre gobierno, iniciativa privada y sociedad civil. Bajo estos principios, la innovación tecnológica deja de ser un accesorio futurista y se convierte en un motor real de transformación social y urbana.
También te puede interesar: Billeteras de software de criptomonedas están en riesgo
La energía solar térmica, utilizada para calentar agua en hogares, hoteles, hospitales e industrias, representa…
Pharr EDC y CANACINTRA Rio Bravo refuerzan lazos para impulsar el comercio binacional. Con el…
CONDUSEF atendió 3,401 reclamaciones del estado de Oaxaca durante el periodo enero - julio de…
El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) anunció el lanzamiento de la campaña “Invierte y Elige México”,…
En marzo de 2025, México registró ventas internacionales de plástico y cauchos por 1,451 millones…
Durante el 10º Foro Latinoamericano de Minería de ExxonMobil, Ximena Pliego, directora de Ventas de…