Cambiar de compañía telefónica es algo que se hace de manera frecuente, de hecho, el año pasado en España se registró un nuevo récord en este aspecto. Sin embargo, cambiar de cuenta bancaria es algo mucho menos común, a pesar de que las entidades compiten a diario por mejorar sus condiciones y atraer a nuevos clientes. Por eso, es necesario tener claro qué conlleva cambiarse de banco y qué pasos hay que seguir.
En primer lugar, tenemos que saber que la portabilidad bancaria es algo que existe, que está vigente y que se puede hacer en un plazo máximo de 13 días. La Directiva 2014/92/UE aprobada por el Parlamento Europeo obligó a los diferentes ministerios de economía de los países miembro a regular la portabilidad de una cuenta bancaria. De hecho, es una nueva regulación que llega vigente en España desde el año 2016, por eso puede que no sea del todo conocida para el gran público.
El reglamento obliga a los bancos a facilitar este proceso a todos los clientes que así lo soliciten. Aunque eso sí, el procedimiento solo es válido para entidades financieras dentro del territorio español. Una vez que se inicie la solicitud, el banco traspasará todo el dinero de la cuenta de origen a la nueva y cambiará también todos los productos – entre los que se incluyen las domiciliaciones y las transferencias periódicas –. Es decir, es un proceso mucho más sencillo que el anterior en el que había que cancelar la cuenta, abrir una nueva y cambiar todas y cada una de las domiciliaciones de forma manual. Aunque eso sí, lo que cambia es el número de cuenta, en este caso no es como en el telefónico, donde se conserva el mismo número, aunque cambiemos de compañía.
Los pasos
Según establece la orden ministerial de Economía “el servicio de traslado de cuenta entre distintos proveedores de servicios de pago que operen en España, o dentro del mismo proveedor, será iniciado por el banco receptor a petición expresa del cliente y tendrá carácter gratuito para este”.
Por tanto, el primer paso es, dirigirnos a la entidad en la que queremos abrir la cuenta nueva. Pues será el nuevo banco quien debe iniciar todos los trámites para comenzar con la portabilidad. Lo bueno es que el trámite se resolverá en un tiempo menor de 13 días. La solicitud a la entidad en la que se quiere abrir la cuenta, será por escrito y una vez que se inicie el proceso, se irán dando varios pasos los días siguientes. Primero se traspasará el saldo, después las domiciliaciones y así hasta completar todo en un plazo de 13 días. Lo que sí es aconsejable es hacerlo en un periodo en el que no nos suelen pasar recibos para no tener problemas con la devolución de los mismos.
“Las condiciones de una cuenta corriente no son fijas: se pueden negociar. Si no estás satisfecho con el servicio que te ofrece su entidad, trate de revisar las condiciones de tu actual cuenta. No es mucho pedir que no te cobren comisión de mantenimiento, por ingresar cheques o realizar transferencias.”, aconseja la OCU. El organismo señala, además, que en caso de que no se pueda cancelar la cuenta actual por algún conflicto con la permanencia “siempre puede dejarla sólo para lo que sea imprescindible, y abrir otra que no te cobre comisiones para realizar las transacciones que te salgan más caras en la de siempre.”
Las tarjetas
Las tarjetas de débito o crédito sí necesitan un poco más de tiempo, pues tendremos que cancelarlas nosotros mismos. Cuando la nueva entidad envíe las nuevas tarjetas y estén operativas, se debe cancelar las viejas. El paso es simple, hay que ir a la antigua entidad y pedir la cancelación, “es posible que no te permitan hacerlo hasta que no haya liquidado todos los pagos que tenga pendientes”, advierte la OCU. De la misma manera, también es posible que la antigua entidad solicite el pago de la parte proporcional de la cuota anual e incluso pueden pedir la comisión de mantenimiento de la cuenta. Por eso, el paso más tedioso para el cliente puede ser la gestión de las tarjetas. Pero es algo que puede compensar si las nuevas condiciones bancarias son mucho mejores.